"ser madre"

"No es fácil", palabras sabias de una mujer, y las cuales mencionaba en cada una de sus conversaciones para justificar sus acciones.

viernes, 4 de mayo de 2012

Soy una mamá preocupona

"Déjalo, así va a aprender..."  Esta es una de las frases que usa mi esposo cuando mis hijos están peleando por algo, se acaban de caer o están a punto de hacerlo. Desde que nacieron mis gemelos me hice una mamá  preocupona, muy preocupona para algunos. Les he contado que tuve un parto prematuro de 26 semanas, fueron gemelos y por esa razón tuvieron que estar en el hospital al rededor de 3 meses y dos de ellos en incubadoras, llenos de cables que los ayudaban a mantenerse con vida; yo pasaba horas con ellos, desde las 9:00 a.m hasta las 6:00 pm -a veces más, a veces menos- por el cambio de turno de las enfermeras regresaba a la casa de las 6:00 a las 8:00 -ya que no se permitian las visitas- con decirles que hasta las enfermeras me pedían que me fuera a descansar, -y ¿de qué descansaba? Si hubiera sabido lo que me esperaba cuando llegaran mis hijos a casa, probablemente habría hecho caso- y cuando salia mi esposo del trabajo ibamos otro ratito en las noches. Bueno el punto es que yo me preocupaba "porque sonaba la maquinita y aparecía una luz titilante en la pantalla", mi ansiedad para que vinieran a ver lo que pasaba la reflejaba en la mirada, "ya le cambiaron  la incubadora... ¿por qué lo harían? ¿qué tiene de diferente ésta que no tuviera la otra?", "ya pasaron las 3 horas y no han venido a cambiarlos de posición"... Cuando empezaron a comer por su boca, me temblaba la mano al sostenerlos y tratar de darles su biberón, tenía que estar mirándolos todo el tiempo para que no se fueran a atragantar con la leche; cuando los ponía a repetir, me enseñaron a sostenerlos en una posición que a una madre de por lo menos 55 años o más se infartaba si me vieran como lo hacía. Al llevarlos a casa, como ya no había aparatos que me avisaran con sonidos ni luces que estaba bajado su ritmo cardiaco, por las noches me despertaba cada 15 minutos para cerciorarme que estuvieran respirando. Conforme fueron creciendo se hacía más constante mi preocupación, "ya le esta saliendo moquito, creo que voy a llevarlo al doctor", "no se tomó las 4 onzas! no puedo dejar que se duerma sin que se haya tomado toda su leche", "ya lleva como 5 horas seguidas durmiendo, lo voy a despertar para que coma", " ¡oye no! esta haciendo un frillazo y yo como voy lo voy a sacar así, deja le pongo unas dos cobijas sobre el porta-bebé", sin contar lo arropados que ya los traía.
Yo no se si todas las mujeres sean así cuando comienzan a ser mamás, pero son situaciones que me parecían tan preocupantes que en ocasiones de verdad que me quitaban el sueño.
Pensaba que al tener a mi tercer bebé iban a cambiar un poco las cosas pero seguían igual -bueno exagero, si disminuyeron las angustias-. Cuando llegó Joel, mi niño que pesó 8 lbs (al rededor de 4 kgs) al nacer, practicamente a término, estaba muy sano y de igual manera me despertaba por las noches a asegurarme que estuviera respirando, que no durmiera tantas horas seguidas para poder darle de comer, que estuviera bien tapado cuando salieramos, situación por la que me preocupo hasta la fecha y él hasta se destapa solito.
Una mamá, siempre se preocupa por sus hijos, y se ocupa de ellos, algunas otras exageramos nuestra angustia pero es una cualidad que viene incluida en el paquete de ser mamá.
Cuando comenzaron a caminar, todo el día estaba con "el Jesús en la boca" -y una que otra palabrota, para quienes saben como me las gasto para hablar-, cuando empezaron a comer solitos me preocupaba porque se comieran todo lo que les había servido, cuando salían con las tías o abuelos y yo no estaba presente, esperaba a que llegara la hora en que regresaran a la casa: "¿les darían de comer?", "¿les habrán cambiado el pañal?", "es su hora de dormir, ojalá que si hayan dormido porque sino van a andar bien latosos después". 
Conforme van creciendo los hijos las preocupaciones cambian, mas no disminuyen, y creo -aunque no puedo asegurarlo porque nunca tuve la oportunidad de ser madre de un solo hijo- que es la misma pesadumbre por cualquiera de tus niños, sea hombre o mujer, sean 1, 2, 3 o más.
A veces desearía convertirme en una criatura mitológica, con más de dos manos que además fueran flexibles y expandibles, ojos que pudieran salir de mi cabeza y lograr ver lo que hacen mis hijos cuando no están a mi alcance, lograr alcanzar velocidades inimaginables para estar justo a tiempo cuando mis hijos me necesitan. Y que decir de las vacunas, si supieran las pobres enfermeras lo que pasa por mi mente cada vez que les pone las jeringas en su cuerpecito... El aspecto de la salud me hace todavia más preocupona que cualquier otra cosa.
Los consejos de otras mamás siempre son de ayuda, aunque hay algunos que realmente ni siquiera te tomas la molestia de poner en práctica. Nadie estamos exentos a que nos suceda algo, por más seguridad con la que se cuente, los accidentes y las desgracias pasan y lamentablemente no tenemos cómo impedirlo, pero si podemos prevenir muchas de estas preocupaciones. 
Ahora retumban en mi cabeza las palabras que mamá decía: ya tendrás tus hijos y entonces sabrás el dolor que siento cuando algo te pasa. O eso que hacía mi madre de esperarme despierta por las noches mientras yo andaba de fiesta o simplemente fuera de casa y tener la incertidumbre de no saber lo que pasaba conmigo, solamente de pensar que llegue ese día sacudo mi cabeza rápidamente, como para hacer que se vaya de mi mente esa imagen y no se convierta en realidad. 
La preocupación por los hijos no va a desaparecer y sólo nos queda hacernos las fuertes y valientes para no desfallecer de terror.



Si no me caso...

(Aguas, por que voy con todo y no respondo chipote con sangre sea chico o sea grande)

Esa idea: "Si no me caso..." siempre estuvo en mi mente desde que comenzaron mis ventitantos. En una busca fallida de un hombre bueno, responsable, trabajador, guapo y que me amara (porque ese siempre fue el consejo de mi madre: buscar a un hombre que las quiera y las respete) comenzaba a planear mi futuro como una madre soltera. No podía imaginar mi vejez estando sola, sin alguien con quien platicar lo hermoso que había sido mi vida, llena de tantas aventuras, amigos incontables, a quién le iba a dar consejos y recordarle que cada paso que das en tu vida trae consecuencias a veces divinas y otras de las que no quisieras ni acordarte.
Provengo de una familia unida, un matrimonio sólido por más de 30 años y seguro que mi idea no concordaba con la educación que recibí de parte de mis padres. Ya llegados los 24 comenzaba la inquietud de tener un bebe, pero nada, no pasaba nada todavía.
Las mujeres contemporáneas, considero que tenemos un plan de vida con calidad, queremos una estabilidad económica para no depender de nadie, pensamos en lo que nos espera si no tenemos estudios académicos básicos y más aún una carrera con su especialidad como mínimo, deseamos ser mujeres libres y con el poder de sobrevivir solas, pensamos en mantener una relación estable con quien formar una familia y que comparta contigo tus ideales y sueños y en lo que menos pensamos realmente es en la edad de poder concebir un hijo. Y  todas estas ideas cambian desde el momento en el que te conviertes en madre, sea estando soltera, casada, con novio o simplemente cuando decides ser madre por el método que quieras, y que decir de las mujeres que son madres sin siquiera haber parido, cuando se encargan de niños que por una u otra razón llegaron a sus vidas y decidieron criarlos y darles el amor que sabe dar una madre . Pero no falta la piedrita en el zapato y surgen comentarios como éstos: "chivo brincado, chivo quedado", "pues ya se te está llendo el tren y tú todavía nada", "¿como que ya fue mucha fiesta no? deberías de pensar en ir teniendo aunque sea un hijo", "pues ya llevan sus añitos de casados... ¿para cuándo llega el bebé?". Estos comentarios no le hacen nada bien a nadie, sea hombre o mujer, porque si bien una mujer es la que se embaraza, cuando el hombre es responsable de un hijo también entra en esta "cajita".
¡Por favor ! Somos adultos y como tales debemos de entender que el tener un hijo es una enorme responsabilidad y no podemos estar complaciendo a unos cuantos que solamente están "cagando el palo" con ese tipo de comentarios. La decisión de "querer" ser madre es muy personal y exclusivamente de nosotros, y no voy a profundizar en el tema del aborto, porque yo soy madre de tres hermosos niños, así que pueden ya imaginar el concepto que tengo sobre esa postura; pero me refiero específicamente a esa pelea mental de algunas mujeres al recibir tantas pedradas (expesión dicha con intención de molestar o herir a alguien).
Cuando te conviertes en madre, se acumulan los gastos y la estabilidad económica que se esperaba tener para la llegada de un hijo por arte de magia se va desmoronando. Tener un hijo no solamente es darle amor, implica darle alimentación, vestido, un techo donde vivir, atención médica, una educación y todo esto es por muchos años, por lo menos hasta que sea mayor de edad y pueda contribuir un poco a que disminuyan los gastos. ¿Y toda esa gente que te aconsejaba que ya era la hora de tener un hijo, qué? ¿acaso están ahí para ayudarte en ese sentido? Esa libertad que se desea tener, ¿a dónde se fue? de pronto aparece ese ser pequeñito, que basta solamente de un quejido para atraer tu atención y pasados los meses tienes a esa personita siguiendote a donde vayas y que haces cosas raras para darte una escapada, aunque sea afuera de la habitación.
Bueno, probablemente si me pase de tueste pero es la verdad. Y no quiero asustar a quienes todavía no tienen hijos pero si hacerles saber que si deciden tomar esa responsabilidad pues como tal hay que afrontarla y asumir tu papel como madre, dejar salir hasta la última gota de sudor por el bienestar de nuestros hijos, sin olvidar por supuesto y como algo fundamental el entregarnos en cuerpo y alma para hacerles saber que si están en este mundo es porque son amados por nosotros y que haremos hasta lo imposible por hacerlos hombres y mujeres dignos de ser respetados y admirados.


  • Estas palabras van para tí, mujer que ante cualquier obstáculo buscas la manera de derribarlo, que en las buenas y malas estas ahí, firme y sin dar un paso atrás, y tienes las palabras precisas en el momento que se necesitan, que soportas conmigo las tempestades que se presentan y sacas las fuerzas de donde quiera para lograr que no decaiga y siga de pie . Mi gran "Amiga"
  • Para tí, que con la sensibilidad a flor de piel todo el tiempo logras esquivar con una fuerza descomunal hasta el mayor de los problemas, mujer justa, cabal y respetada. Mis pensamientos están contigo a cada momento y haces que recuerde lo poderoso que puede ser una palabra y aprender que el silencio no siempre es la mejor respuesta. Mi "Hermana" mayor.


jueves, 3 de mayo de 2012

La crianza de los hijos

Es aquí dónde comienza -probablemente- la controversia con mis ideas de criar a los hijos y las de mis lectoras (es).
Para quienes lo desconocen, estudié la carrera de educadora (la pedagogía  moderna prefiere el término de educador al de profesor) y los métodos, estrategias y herramientas que usa una maestra para lidiar con por lo menos 15 niños en una aula (y a veces hasta 40 o más) son incontables y yo me traje algunas de esas para ponerlas en práctica con mis hijos. En una ocasión mi hermana me dijo en una visita que tuvo a mi casa, "esque tú eres bien regañona, pobres de tus hijos..." Fue como una cubetada de agua fría cayéndome en la cara; no dije nada. ¿Será que si soy bien regañona? Pues a mi parecer no lo soy. Obviamente todo el día estoy llamando la atención de mis hijos y los que me han escuchado hablar saben que mi voz no es nada suavecita, así que parece que todo el tiempo estoy regañando o gritando, pero no puedo controlar el vocerrón que me cargo.
Soy regañona por esto:
-no te lleves el plato de comida a la cama, sala, afuera... el lugar de comer es en la mesa
-tómale a tu vaso y déjalo de nuevo en la mesa, si están jugando en otro lado pues vienes, le tomas al vaso y lo dejas de nuevo en la mesa.
-quítate los zapatos al acostarte en la cama.
-sus cobijas, -frazadas o como se llamen- sólo las usan dentro de la casa porque afuera se llenan de pelos de Layla (una perra labrador y con unos 5 añitos de edad).
-si usas un juguete lo guardas de nuevo en su lugar
-las bolsas de mi pantalón o de cualquiera, no se esculcan y mucho menos las bolsas de mano. Entre otras cosas. Claro que soy tolerante en algunas ocasiones pero si no controlo esas situaciones me pregunto cómo me traerían. Ya sé, a más de una le pareció coincidir con la opinión de mi hermana, pero creanme que son consejitos que ayudan a mantener el orden en el hogar y fuera de él.
Una "buena educación" es relativa y mis métodos utilizados no son nada comparados a los que usa por ejemplo una madre oriental, ¿sabían que las mamás orientales, cuando algo sale mal, colocan toda la culpa sobre el niño? Señalándole que de él depende superar los obstáculos. Las mamás orientales creen saber qué es lo mejor para sus hijos, dejando los deseos de los mismos a un lado¡Por Dios!, son mis hijos y si los beso, acaricio, abrazo, y les repito que los amo a cada momento no los hará menos seres humanos! O que tal las madres hindúes, consideran que la meada de los hijos varones atrae el dinero y no importa si se hacen la pipis dentro de la casa y en cualquier lugar; así que yo, como tengo dos hijos varones, voy a dejar que se anden meando por donde quiera, y ¡qué importa, si me voy a hacer millonaria!
Probablemente si soy algo disciplinada en cuanto a su comportamiento se refiere, pero no significa que voy a dejarlos que dejen su niñez a un lado.
Tengo una vecina, que creo yo, es inglesa, pero como nunca se sonríe ni mucho menos te dirige un saludo pues no se mucho sobre ella -a parte jajajaja yo no hablo inglés y ella nada de español y supongo que nuestras conversaciones no llevarían a nada-, en fin, tiene una niña de no más de 5 años y muy pocas ocasiones son las que a la niña se le ve jugando afuera, y siempre tan cambiadita y limpiecita, pero mis hijos, que tal, solo piden chamarra y ya están listos en la puerta de la casa para salir a jugar y lo primero que les pido que no hagan es lo primero que hacen, "no se vayan a echar el agua de Layla encima" y pasados 5 minutos ya están empapados del agua llena de babas de la dichosa mascota, se llenan de tierra, se abrazan de la perra y quedan llenos de pelos, se tragan las croquetas de Layla... Entonces quizás para la vecina, en ese sentido yo no seria la madre más ejemplar.

 

Las palabras "nadie te enseña a ser madre" son tan ciertas que hasta que no lo vives lo entiendes. Pero el que seas una madre permisiva no significa que vayas a dejar que tus hijos destruyan todo lo que se les ponga a su paso y el que seas estricta no quiere decir que no  les permitas vivir su infancia. 
¿Lo ven? Es tan diferente y variada la idea que tiene cada madre, incluso mujeres sin hijos, de cómo debes criar a los niños.
No puedo dejar de mencionarles algo que me molesta horrores y es el que las madres hagan comparaciones con otras de lo que hacen sus hijos y cómo lo han echo ellas para lograr que así sea. Yo como madre de niños prematuros odiaba que la gente me dijera: "¿todavía no caminan?, mmm mi hija a los 7 meses  empezó a caminar...", "¿ya hablan? todavía no? mmm mi hijo todavía no le salían los dientes y ya se le entendía bien clarito lo que decía..", "¿todavía están usando pañal? mmm el mio al año ya pedía ir al baño y ya no se hacia en la cama por las noches..." y yo de tonta tratando de justificar: "es que nacieron prematuros y van un poquito atrazados en su desarrollo comparado al de un niño regular", ahora digo que ESTUPIDEZ. ¡A quién tratan de impresionar con esas alabanzas de el cómo le hicieron para que sus hijos hicieran todo tan rápido! Claro que presumo -cómo se habrán dado cuenta ya- por todos lados, y lo hago con bombos y platillos cuando mis hijos hacen algo nuevo, pero no tengo porque menospreciar el que otros niños no lo hagan todavía y menos restregárselo a las mamás; a mi ¡qué me interesa que el niño de enfrente todavía no camine! ya tendrá su día en el que lo pueda hacer y si no llega pues para eso esta la medicina que en mucho ayuda... y de verdad que Dios siempre sabe a quien le da esas lecciones de vida y jamás se equivoca.
Un saludo a todas las mujeres que con tanto esfuerzo criamos a nuestros hijos sin esperar NADA a cambio, mmm bueno a lo mejor si recibimos un besito o un abrazo de nuestros hijos nos sentiremos bien pagadas.

"De verdad??? nuevamente embarazada???"

Estaba en  los últimos días del mes de marzo de 2010, esperando la alerta del teléfono para notificarme que mi periodo se aproximaba y estaba ya a la vuelta de la esquina. Pasó mi día 27 y no hubo rastro alguno. Llegó el día 28 y nada, no me preocupé. Se presentó el día 29 y ahí comenzaron  mis sospechas, porque nunca fallaba la cuenta. Se lo comenté a Luis y sólo decía: "no te apures..." Por fin un día de los primeros de abril le dije a mi esposo: "ya no puedo más, cuando vengas del trabajo llegas a la farmacia y me traes una prueba de embarazo y nos sacamos de dudas".
Al día siguiente Luis llegó del trabajo y con la prueba en la mano entramos al baño juntos; con una mirada desconcertante y una cara de susto que teníamos los dos, esperábamos la respuesta. Al sacar la barrita que ya algunas conocen, fueron apareciendo poco a poco en los recuadros las lineas que nos anuncian el "si" y "no" y luego de llenado el primer cuadrito se fue tiñendo la línea del segundo recuadro y ahí estaba él, mi segundo embarazo; ¿saben que pasó luego? Acertaron, solté en llanto y abrazada a mi esposo sentí que el mundo se me venia encima.
Hay para quienes esta reacción sería de lo más ilógica, por qué tendría que asustarme si ya había sido madre y además ya estaba casada, teníamos una casa propia, mi esposo tenia trabajo, todo lo contrario a mi primer embarazo. Yo estaba apenas acoplándome a mis bebés, ellos apenas tenían 9 meses de edad, aún no caminaban, estaba aprendiendo a llevar una rutina con horarios, si y aunque parezca raro, tenia que hacer ciertas cosas a una misma hora para no volverme loca, aunque de igual manera te pasa teniendo dos bebés al mismo tiempo. No podía hacerme a la idea de que iba a dejar de darles todo mi tiempo y atención a mis chaparros, el dejar de andar gateando y revolcarme con ellos mientras aprendían a caminar, cargarlos al mismo tiempo y tantas cosas que soñaba que algún día haría con ellos. ¿Que egoísta verdad?
Después de pasado el susto y hacerme a la idea de que había un nuevo ser en mi vientre que dependía de mi completamente para poder estar sano, regresaron las visitas al doctor y los cuidados de mi persona. Yo no entiendo por qué a los doctores -y alguna que otra gente metiche- pareciera que les molestara que una mujer ya con hijos nuevamente se embarace;  mi primer visita al doctor fue también mi terapia mareadora de que fuera pensando en "qué método anticonceptivo iba a usar cuando terminara mi embarazo", perdón pero apenas llevo como mes y medio de embarazo y ¿ya me están alistando para que pare de tener hijos? Total,  a esas alturas lo único que quería es que mi bebe llegara a término y sano.

Mi barriga seguía creciendo y mis quehaceres en el hogar también. Mis hijos no esperaban siquiera a que amaneciera cuando ya estaban llorando pidiendo de comer, algunas veces en las madrugadas, mientras me levantaba a revisar a mis crías a su cuarto que estuvieran bien y a darles su biberón -mamila, teta o como le quieran llamar- y ya de regreso a la cama, me imaginaba el cómo iba a hacerle cuando llegara el nuevo bebé, en qué momentos iba a dormir y a descansar y salían lágrimas y gritos ahogados en mi garganta al imaginarme el caos en el que se iba a convertir mi vida.
Siempre hay gente para todo, quienes te dan ánimos y otros quienes te flagelan con sus comentarios nada alentadores de lo que te esperaba. Las mujeres, principalmente madres y con hijos crecidos, eran quienes me decían: "no te preocupes todo va a pasar y cuando menos te lo esperas el trabajo se va ir haciendo menos pesado, tu disfruta a tus hijos y vas a ver que se te va a pasar tan rápido que después vas a decir mmm y cuando pensaba eso... y cuando me levantaba por las madrugadas... y cuando...".

Al entrar el séptimo mes, ya la había librado, mi embarazo seguía bien y además era un solo bebé, si ya la había hecho con dos al mismo tiempo... nimodo que no pudiera con uno solo, ah pero se me olvidaba, también tenia 2 chiquitos. Y que comienzan mis pesares que hasta la fecha todavía son causa de burla por parte de mi esposo. Mi espalda se encorbaba mientras estaba sentada, mis costillas me lastimaban al sentarme ¡y me lastimaban mucho!, las noches se volvían cortas y el insómnio era cada vez más continuo, mi "coxis" (s. m. Hueso final de la columna vertebral formado por la unión de las últimas vértebras) y palabra que al escucharla Luis, se reía hasta soltar el llanto, -¿por qué? Quién sabe- me dolía tanto que tenia que acostarme en la cama de lado, porque si lo hacia boca arriba luego, de verdad, no podía darme vuelta y después de un tiempo boca arriba comenzaba a sofocarme y ¿saben lo que hacia para poder acostarme de lado? Despertaba a mi esposito para que me ayudara a hacerlo -y de paso pa' que se le quite el andarse burlando de mis quejidos-. Por las mañanas, que era cuando mis hijos me veían acostada, me cuidaba de que no se me treparan a la panza y que no me fueran a patear. Durante mi jornada diaria me agachaba a levantar cosas, me mal-pasaba en mis horas de comer, subía, bajaba, barría y trapeaba porque aunque son cosas que el doctor te recomienda que "no debes hacer" las "tenia que hacer" ya que mis hijos estaban en su etapa de gateo y de verdad que como madre primeriza lo último que quería era que mis hijos se llevaran las manos sucias a la boca y se fueran a encontrar con cositas raras en el suelo que fueran peligrosas -ahora que puedo hacerlo ni siquiera lo hago todos los días-, bueno mis dolores eran cada vez más y hasta el caminar se volvía agotador.
Entrado la semana 37 comienzan nuevas molestias y preocupaciones porque comencé a dilatar y nuevamente todavía no me tocaba aliviarme. El médico me decía que no era preocupante porque ya estaba casi a termino así que no me preocupe -sí, cómo no-. Pues como este niño no se podía quedar atrás, que se dejar venir a las 38 semanas.
28 de noviembre de 2010, de nuevo en el quirófano, la mitad de la gente que en mi parto pasado, y como en 20 minutos se escucha el grito estruendoso, y me enseñan por encima de una tela que cubre la vista por debajo de mi pecho a un bebote gigante, con una melena... que hasta una colita se le podia hacer, unos cachetotes y una nariz achatada. Lo limpiaron, lo envolvieron en una sabanita como un cacaguate y me lo dieron, este niño llevaba encima el doble del peso que mis cuates juntos pesaban, fue entonces cuando concluía el por qué de mis molestias y lo pesado que se volvió el caminar.

                                 Joel Salas, 8 lbs. y 3 oz. 21 pulgadas

miércoles, 2 de mayo de 2012

"madre primeriza, embarazo multiple y parto prematuro"

24 de febrero de 2009, mi primer mes de embarazo y primer ultrasonido para ver como estaba mi bebe. Después de una pequeña entrevista con el médico, recostada en la cama del consultorio, el ginecólogo pone un gel, muy frío por cierto, comienza a buscar al bebe, y sus primeras palabras: pues sí, si esta embarazada pero de gemelos. y mi reacción fue reír y reír y reír y seguir riendo, de nervios, de alegría, de miedo, de sorpresa que se yo y enseguida se me borro cualquier imagen de mi mente, y después de un respiro hondo y no se cuanto tiempo de risa a carcajadas traté de tranquilizarme para que pudiera continuar el doctor con la revisión.
Ya con algunos problemas de salud, jamás pensé que pudiera siquiera quedar embarazada y menos aún de gemelos, mientras escuchaba sus latidos de corazón me imaginaba la cara de Luis, mi esposo, al darle la noticia. Salí del consultorio y le enseñé la fotografía del ultrasonido a mi hermana y amiga sin decirles que eran dos, deje que vieran la foto y a ver si por su cuenta lo concluían, pero cualquier persona que nunca ha tenido que ver un ultrasonido podría entender esa imagen obscura y llena de letras y datos médicos, pero en fin, dice mi hermana con una sonrisa y algo desconcertada: "mira, aquí le pusieron bebe A y bebe B como si fueran dos" me miraron y yo con mis ojos llenos de lágrimas no dije una palabra, sonreí y sólo preguntaron: ¿son dos
¡pero por qué lloras mensa! Nos abrazamos, lloramos, reímos y hasta contagiamos el llanto a las personas que esperaban su turno.
Después de ellas los siguientes en saberlo fueron mis papás, que dicho sea de paso estaban molestos conmigo porque estaba a punto de terminar mi carrera y no estaba casada, algunas mujeres sabrán de esta situación y el sentimiento de culpa por no haber cumplido con sus espectativas como hija. Bueno, pues el que fueran gemelos solucionó ese resentimiento que había en mis papás, estaban contentisimos y ansiosos de esperar tenerlos ya con ellos.
Al contárselo a mi esposo también fue algo chuzco porque él lo había pronosticado ya el que tendríamos gemelos, así que sólo le dije: 
¡le atinaste, son dos! y de nuevo volví a llorar. Fue hasta que llegue aquí, en mi cuarto mes de embarazo, que me enteré del sexo y más contenta no podía estar, eran una hembrita y un varón, así o más suerte.


3 de julio de 2009, 26 semanas de embarazo. Por la mañana, mientras preparaba el lonche de mi esposo sentí ganas de orinar, raro porque ya lo había echo unos minutos antes pero bueno, regrese del baño y sentía como si se me estuviera saliendo de nuevo la pipis sin que yo lo pudiera contener, regrese al baño y me coloque una toalla femenina, ¿qué pensaba? no me lo pregunten sólo lo hice así. Ya de regreso y en la preparación del lonche que nadamas no terminaba, entró mi suegra a la cocina y dando los buenos días ella siempre preguntaba que cómo estaba o cómo había amanecido y le conté lo que pasaba, creanme que jamás imagine que había "quebrado la fuente" nadie te dice como es eso, y en mis citas al doctor ni siquiera me lo habían comentado porque no era tiempo aún de prepararme para parir. Tere (mi suegra) regresó y muy tranquila me dijo: "deja ahí y si quieres cambiate para que vayas al hospital" y en voz baja le decía a mi esposo que se me había reventado la fuente, obviamente él menos que yo sabia el significado de esas palabras, fue ahí cuando al mirar mi cama que sólo de estar por menos de 10 segundos sentada la dejé empapada y comence a asustarme. Rápido nos fuimos al hospital y desconcertados no sabíamos lo que nos esperaba. Saben lo que es ver que entran y salen doctores, enfermeras, especialista en no se que, con máquinas para revisarte la presión, cintas por toda mi barriga midiendo y captando todo lo que pasaba en mi vientre, una trabajadora social haciendo preguntas de todo a todo, firmando papeles para deslindar responsabilidades a quienes me atendieran y lo peor de todo en ¡INGLES! es una desesperación de no saber que está pasando, porque aunque estaba ahí mi esposo y él me enteraba de lo que decían yo quería saberlo todo.
Pues por fin después de más de 4 horas entró el doctor -uno de tantos- y me dijo que ya no podían dejar a mis bebés por más tiempo en mi vientre y necesitaban de sacarlos. Nunca creí sentir tanto miedo e incertidumbre hasta ese momento, me encomendé a Dios y sólo les dije que si ellos creían que estaban mejor estando fuera de mi pues hicieran lo que estuviera en sus manos para mantenerlos con vida.
En menos de 30 minutos pasó todo, me prepararon, entre al quirófano y había gente caminando por todos lados esperando a mis bebes; yo cómo imaginan que estaba, si, llorando al igual que mi esposo, aunque diga que no. La primera en salir fue mi princesa que lloraba como un gatito y yo sólo la escuchaba y ni siquiera la pude ver porque se la llevaron en la encubadora a terapia intensiva, y luego de 1 minuto sale mi principe mayor que también lloraba con una fuerza descomunal y eso era lo que quería en ese momento, que lloraran para estar segura que estaban vivos.
Desde ahí sentí que mi corazón se desprendía de mi pecho y se iba en esas cajas transparentes llenas de cables, mangueras, luces y sonidos raros. Un enorme suspiro salio de mi y solamente oraba para que Dios me los cuidara y me permitiera poder verlos crecer y darles todo el amor que una madre tiene para sus hijos.



                                                                              Rebekah Salas, 2 lbs. y 2 oz./ 12 pulgadas
 Izac Salas, 2 lbs. y 2 oz./ 12 pulgadas

No es fácil...



Hoy es mi primer escrito en este blog y precisamente estoy peleando con mis hijos para poder escribir sin que estén toqueteando mi computadora.

Soy una mujer de apenas 28 años y madre de 3 hijos en dos partos, sí, tengo unos cuates de 2 años y 10 meses, justo mañana cumplidos, Rebekah e Izac, y un niño de 1 año y 5 meses, Joel el torbellino de esta casa.
El ser madre de tres niños y tan seguidos no ha sido nada fácil, es una pelea constante con mi "yo" interno del querer ser libre por un momento y el ser "mami" de tres niños que no me permiten un momento a solas, literal, porque ni en el baño puedo estar tranquila cuando ya me están tocando la puerta o llamando, "mami, ¿ya?, ¿ya cabastes?", además también soy esposa y quien viva con alguien me comprenderá que no es un caso fácil tener que estar al pendiente no sólo de mis cosas y de mis hijos, sino también de las cosas de mi esposo, que constantemente pregunta sobre sus cosas y en dónde las deja y mi frase de todos los dias es: "¡busca!" pero en fin, esta es mi vida y así la elegí,  por lo pronto me convierto diariamente en mil y un oficios para sacar a flote a mi familia sin ahogarme yo primero.
Siempre he sido una mujer que me gusta la independencia, comencé a trabajar a los 14 años y ganaba muy bien para ser tan joven, aprendí a tocar el violín y se me dio la oportunidad de entrar en un mariachi, las salidas fuera de casa eran constantes el dormir hasta por semanas fuera del hogar, aprender a convivir con adultos todo el tiempo mientras trabajaba, desveladas que al principio eran desgastantes luego se hicieron más tolerantes, el que a veces comía y a veces no, el dejar de salir con mis amigos por ir a trabajar, no estar tanto tiempo con mi familia como yo quisiera, aguantar el frío o calor a la intemperie para complacer a quien nos contrataba y demás cosas que luego les platicare me fueron haciendo demasiado madura para mi edad y por lo mismo aprendí a entender que para obtener lo que quieres debes sacrificar algo de ti.
Mientras estudiaba en la Normal, en una ocasión salio el tema del EMBARAZO y la maestra decía: " ¿por qué dicen cuando una mujer da a luz a su hijo que si ya se alivio? y otras compañeras también criticaban esa expresión -incluyendome- y reafirmando que "ni que estuvieran enfermas", obviamente la mayoría de mis compañeras y yo no habíamos parido, pero ¡oh sorpresa!, en cuanto me enteré que estaba embarazada comenzó mi enfermedad, y la llamo así porque así es como se siente, todo el tiempo con sueño y a partir del tercer mes se agravo más, toda una semana acostada día y noche, con vómito todo el  tiempo, que hasta el agua que tomaba la echaba afuera y creanme que hacía todos los remedios que la gente incluyendo a mi madre me decían que hiciera, galletitas saladas, aceitunas, chupar limones, comerte un chile curtido, acostarte de lado... y nada, los vómitos, mareos, sudoraciones, cansancio y tembladera seguían ahí. Realmente, mi embarazo si era una enfermedad, y probablemente habrá quien al leer esto este criticándome y despotricando hacia mi, pero quien diga que el embarazo es siempre una satisfacción es una gran mentira, porque si bien no todos los embarazos y no todas las mujeres embarazadas sienten lo mismo la realidad es que mi embarazo si que fue enfermedad que por desgracia duró solo 26 semanas y digo que desgracia por que fue un dolor tan enorme el imaginarme lo peor, por que se supone que un embarazo dura 9 meses y a mis 6 meses de gestación ninguna idea positiva en relación a mis bebes aparecía en mi mente, y es aquí donde comienza mi vida como madre.
Para esta etapa de mi embarazo yo ya estaba con mi esposo aquí en California y tratando de acoplarme a la vida "en el norte", el separarme de mi familia y comenzar una vida nueva, con gente y lugares diferentes, hacerme a la idea de que aqui iba a comenzar a formar mi familia en un lugar que no era el mío fue mucho mucho muy difícil, las discusiones por teléfono con mis padres por dejar todo lo que con tanto esfuerzo estuve haciendo en cuanto a mis estudios eran todos los días, tenia stress por mi embarazo, por mi familia, por mis estudios no concluídos y por mi futuro incierto contribuyeron, pienso, a que se adelantara mi parto, además de que ya tenía problemas con mi salud desde añitos atrás, y ta-raaan, que llegaron mis cuates. No fue nada fácil el comienzo de esta etapa en mi vida pero creo que así ha de ser para muchas mujeres y hombres cuando deciden ser padres.