"ser madre"

"No es fácil", palabras sabias de una mujer, y las cuales mencionaba en cada una de sus conversaciones para justificar sus acciones.

jueves, 3 de mayo de 2012

"De verdad??? nuevamente embarazada???"

Estaba en  los últimos días del mes de marzo de 2010, esperando la alerta del teléfono para notificarme que mi periodo se aproximaba y estaba ya a la vuelta de la esquina. Pasó mi día 27 y no hubo rastro alguno. Llegó el día 28 y nada, no me preocupé. Se presentó el día 29 y ahí comenzaron  mis sospechas, porque nunca fallaba la cuenta. Se lo comenté a Luis y sólo decía: "no te apures..." Por fin un día de los primeros de abril le dije a mi esposo: "ya no puedo más, cuando vengas del trabajo llegas a la farmacia y me traes una prueba de embarazo y nos sacamos de dudas".
Al día siguiente Luis llegó del trabajo y con la prueba en la mano entramos al baño juntos; con una mirada desconcertante y una cara de susto que teníamos los dos, esperábamos la respuesta. Al sacar la barrita que ya algunas conocen, fueron apareciendo poco a poco en los recuadros las lineas que nos anuncian el "si" y "no" y luego de llenado el primer cuadrito se fue tiñendo la línea del segundo recuadro y ahí estaba él, mi segundo embarazo; ¿saben que pasó luego? Acertaron, solté en llanto y abrazada a mi esposo sentí que el mundo se me venia encima.
Hay para quienes esta reacción sería de lo más ilógica, por qué tendría que asustarme si ya había sido madre y además ya estaba casada, teníamos una casa propia, mi esposo tenia trabajo, todo lo contrario a mi primer embarazo. Yo estaba apenas acoplándome a mis bebés, ellos apenas tenían 9 meses de edad, aún no caminaban, estaba aprendiendo a llevar una rutina con horarios, si y aunque parezca raro, tenia que hacer ciertas cosas a una misma hora para no volverme loca, aunque de igual manera te pasa teniendo dos bebés al mismo tiempo. No podía hacerme a la idea de que iba a dejar de darles todo mi tiempo y atención a mis chaparros, el dejar de andar gateando y revolcarme con ellos mientras aprendían a caminar, cargarlos al mismo tiempo y tantas cosas que soñaba que algún día haría con ellos. ¿Que egoísta verdad?
Después de pasado el susto y hacerme a la idea de que había un nuevo ser en mi vientre que dependía de mi completamente para poder estar sano, regresaron las visitas al doctor y los cuidados de mi persona. Yo no entiendo por qué a los doctores -y alguna que otra gente metiche- pareciera que les molestara que una mujer ya con hijos nuevamente se embarace;  mi primer visita al doctor fue también mi terapia mareadora de que fuera pensando en "qué método anticonceptivo iba a usar cuando terminara mi embarazo", perdón pero apenas llevo como mes y medio de embarazo y ¿ya me están alistando para que pare de tener hijos? Total,  a esas alturas lo único que quería es que mi bebe llegara a término y sano.

Mi barriga seguía creciendo y mis quehaceres en el hogar también. Mis hijos no esperaban siquiera a que amaneciera cuando ya estaban llorando pidiendo de comer, algunas veces en las madrugadas, mientras me levantaba a revisar a mis crías a su cuarto que estuvieran bien y a darles su biberón -mamila, teta o como le quieran llamar- y ya de regreso a la cama, me imaginaba el cómo iba a hacerle cuando llegara el nuevo bebé, en qué momentos iba a dormir y a descansar y salían lágrimas y gritos ahogados en mi garganta al imaginarme el caos en el que se iba a convertir mi vida.
Siempre hay gente para todo, quienes te dan ánimos y otros quienes te flagelan con sus comentarios nada alentadores de lo que te esperaba. Las mujeres, principalmente madres y con hijos crecidos, eran quienes me decían: "no te preocupes todo va a pasar y cuando menos te lo esperas el trabajo se va ir haciendo menos pesado, tu disfruta a tus hijos y vas a ver que se te va a pasar tan rápido que después vas a decir mmm y cuando pensaba eso... y cuando me levantaba por las madrugadas... y cuando...".

Al entrar el séptimo mes, ya la había librado, mi embarazo seguía bien y además era un solo bebé, si ya la había hecho con dos al mismo tiempo... nimodo que no pudiera con uno solo, ah pero se me olvidaba, también tenia 2 chiquitos. Y que comienzan mis pesares que hasta la fecha todavía son causa de burla por parte de mi esposo. Mi espalda se encorbaba mientras estaba sentada, mis costillas me lastimaban al sentarme ¡y me lastimaban mucho!, las noches se volvían cortas y el insómnio era cada vez más continuo, mi "coxis" (s. m. Hueso final de la columna vertebral formado por la unión de las últimas vértebras) y palabra que al escucharla Luis, se reía hasta soltar el llanto, -¿por qué? Quién sabe- me dolía tanto que tenia que acostarme en la cama de lado, porque si lo hacia boca arriba luego, de verdad, no podía darme vuelta y después de un tiempo boca arriba comenzaba a sofocarme y ¿saben lo que hacia para poder acostarme de lado? Despertaba a mi esposito para que me ayudara a hacerlo -y de paso pa' que se le quite el andarse burlando de mis quejidos-. Por las mañanas, que era cuando mis hijos me veían acostada, me cuidaba de que no se me treparan a la panza y que no me fueran a patear. Durante mi jornada diaria me agachaba a levantar cosas, me mal-pasaba en mis horas de comer, subía, bajaba, barría y trapeaba porque aunque son cosas que el doctor te recomienda que "no debes hacer" las "tenia que hacer" ya que mis hijos estaban en su etapa de gateo y de verdad que como madre primeriza lo último que quería era que mis hijos se llevaran las manos sucias a la boca y se fueran a encontrar con cositas raras en el suelo que fueran peligrosas -ahora que puedo hacerlo ni siquiera lo hago todos los días-, bueno mis dolores eran cada vez más y hasta el caminar se volvía agotador.
Entrado la semana 37 comienzan nuevas molestias y preocupaciones porque comencé a dilatar y nuevamente todavía no me tocaba aliviarme. El médico me decía que no era preocupante porque ya estaba casi a termino así que no me preocupe -sí, cómo no-. Pues como este niño no se podía quedar atrás, que se dejar venir a las 38 semanas.
28 de noviembre de 2010, de nuevo en el quirófano, la mitad de la gente que en mi parto pasado, y como en 20 minutos se escucha el grito estruendoso, y me enseñan por encima de una tela que cubre la vista por debajo de mi pecho a un bebote gigante, con una melena... que hasta una colita se le podia hacer, unos cachetotes y una nariz achatada. Lo limpiaron, lo envolvieron en una sabanita como un cacaguate y me lo dieron, este niño llevaba encima el doble del peso que mis cuates juntos pesaban, fue entonces cuando concluía el por qué de mis molestias y lo pesado que se volvió el caminar.

                                 Joel Salas, 8 lbs. y 3 oz. 21 pulgadas

1 comentario:

  1. sigue... me tienes toda picada .. pareciera ke estoy leyendo libroo.. mas bien tu estudiaste para escritora no para educadora.. jiji ke bien y ke mas??? ATTE: luceromaga

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